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jueves, 5 de julio de 2012

Frío




Tarde en la madrugada salí al frío, la siberia paciente del balcón, a revivir el espíritu con un trago de la noche filosa como un corto de aguardiente. Estaba demasiado acostumbrado a la modorra de creer saber casi todo de mí. Miré hacia arriba y las estrellas eran tajos que manaban carradas de aire helado, puntadas de una costura que vivimos combatiendo con hogueras heredadas. ¿Por qué acepté? ¿Por qué dije: no? Miré hacia el oriente de los techos y una tropa de nubes fosforescentes volvía de su jornada de exilio. La ciudad va a estar sitiada. Otra vez.

Texto: Julián López
Foto: Sebastián Rocotovich