Aldo se despertó y cuando abrió los ojos el mundo se le
antojó enteramente nuevo. Se quedó quieto solo mirando el techo. Hasta el aire
y la luz que entraban suave por la ventana le parecían con un fulgor inaudito. Una
energía vital resplandecía en cada rincón donde mirara. Todo estaba en calma.
Renovado.
Respiraba y disfrutaba el perfume inaugural de las sabanas
revueltas.
Miró a su lado y allí dormía profundamente desnudo Germán.
Aldo se levanto muy sigilosamente de la cama y miró la piecita
donde había despertado. Una habitación sencilla donde vivía Germán. Quedo de
pie desnudo en medio de la habitación mirando allí las ropas tiradas, las fotos
familiares en cuadritos, juguetes de niño y banderines de Atlanta.
Aldo seguía sintiendo esa vibrante sensación de novedad.
Algo en lo profundo de su cuerpo lo hacia sentir en su piel un sentimiento de frescura
profundamente claro.
Germán apenas si giró y seguía durmiendo como un bendito.
Aldo miró una vez más al pequeño alrededor y se detuvo en el
cuerpo natural de Germán desnudo y calmo entre las sabanas. Aldo quedó fijado
en ese cuerpo durante un rato.
Germán era un muchacho remisero del barrio donde vivían
ambos. Un joven muy amable y simpático de 32 años que alquilaba una casita
donde vivía y habitualmente recibía a sus amigos y su hijo, cuando su ex mujer
se lo traía algunas tardes.
Un buen chico de barrio, trabajador y respetado. Con amigos
y novias, un auto que era su trabajo y su colección de banderines de Atlanta.
Aldo se quedó disfrutando de su vista un poquito más pero… ¿que
debía hacer ahora? él nunca había estado con otro hombre y no sabía como
continuaban estas cosas entre muchachos, pues en sus 19 años todas sus
relaciones fueron con chicas y ellas solo cogían y se iban sin más. Pero ahora había
despertado junto a quien compartió una noche de sexo ¿Qué debía hacer? Como debía
comportarse? ¿Debía irse en silencio y ya? ¿Debía volver a la cama y esperar
que Germán se despierte? ¿Debía despertar a Germán para irse? ¿Debía decir
algo? ¿Debía hacer como si nada hubiera pasado? No lo sabia… y aun así estaba
calmo, algo expectante incluso.
Aldo y Germán eran conocidos del barrio, tomaban de vez en
cuando algunas cervezas con otros amigos en ronda y por esas cosas inexplicables
anoche Germán que estaba con el auto le ofreció llevarlo a Aldo a su casa si no
le molestaba, Aldo aceptó por supuesto y en el camino charlaron y rieron mas. Cerca
de la casa de Aldo estaba la casa de Germán que quedaba de paso, Germán quiso
bajar a buscar algo importante para él y seguirían camino, Aldo asintió.
Germán entro en la casa y tardó un momento, Aldo lo esperaba
en el auto. Sale Germán y le dice que no encuentra eso que busca, que baje del
auto y entre a la casa mientras el busca mejor. Aldo dijo “esta bien”.
Entraron a la pieza y Germán revolvía entre sus cosas
buscando quien sabe que. Charlaban pero ya en un tono menos estridente, casi
intimo. Empezaron a compartir algunas palabras cómplices y así sin ninguna razón
aparente se acercaron y en un instante de silencio se besaron y se dejaron caer
recostados en la cama. Todo tan nuevo e inexplicable para ambos. Algo
confundidos pero enloquecidamente ansiosos, Aldo y Germán cogieron toda la
noche descubriéndose a sí mismos.
Aldo volvió a la realidad de la pieza de Germán y entre
dudas y recuerdos de lo de anoche. Inspiro hondo disfrutando el aire y volvió
muy en sigilo a la cama y se abrazo al pecho de Germán, que lo recibió con una
sonrisa adormecida y lo apretó suavemente entre sus brazos, y ambos entre tanta
naturalidad en la humildad de la pieza parecían descansar en un mundo enteramente nuevo.
Texto: Ioshua, artista, poeta, dj, músico, productor, dibujante, artista plástico, diseñador gráfico, etc. Más sobre Ioshua
Foto: Talleres de Fotografía Barrio Piedrabuena (coordinado por Pablo Vitale)
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