En París yo ardía: semita, actriz, rapada por voluntad. Escuche lo que
decían de mí, conservo el recorte como un tesoro talmúdico, escuche: María
Falconetti es apasionada y pequeña, una de las actrices más talentosas de su
generación. Pero al tiempo las generaciones entraban mansas a los hornos
europeos y el mundo era hombre: Carl, Antonin, Adolf. De cada hoguera escapé
cuanto pude. Primero a Suiza, después a Buenos Aires, a esa pensión, a este
café que seguramente será lo último. Arden las colillas incesantes en el
cenicero, la gola abrasada de aguardiente, la pira de la soledad ¿de qué
escapar ahora, de qué en lo próximo? ¡Yo fui Juana de Arco!
Julián López
Foto: Ezequiel García
Muy buena idea la de este blog.
ResponderEliminarAquí les dejo el mío con numerosas fotos de nuestra ciudad. Por si alguien se inspira con alguna de ellas.
http://contactoconlodivino.blogspot.com/p/conociendo-buenos-aires.html
Saludos y suerte!!
que buen texto. Poético. Justo. Un corto de aguardiente bajando en un día frio.
ResponderEliminaranónimo, tu corto de aguardiente bajando en un día frío no se queda atrás.
EliminarAnoche fui al sindicato de cine a ver una proyección de "La pasión de Juana de Arco" con música en vivo. Falconetti irradiaba luz desde la pantalla y el recuerdo de esta foto iba y venía por mi cabeza.
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