Casi siempre se ocultan verdades a un
hijo.
Muchas veces, también, confesamos verdades innecesarias.
Verdades que deberían mudarse con nosotros cuando morimos.
Hay verdades que parecen adelantarse a la confesión
y se impregnan al aire, urgentes.
Afloran de una verdad enterrada hace muchos años
y nadie puede impedir que reverberen filosas.
Hay verdades como una tarde de fin de siglo.
Noches acurrucadas donde la luna posa desnuda de verdades
para hombres inmunes a los arrebatos del olvido
para mujeres cuyo destino fue parir
ante los ojos de una ciudad desbastada
por el odio.
Hay verdades incompletas.
Inmortales verdades que dibujan nuestra
última mañana en el mundo
Verdades que se heredan y otras que
mueren desnutridas
como un fruto arrancado por la lluvia
Verdades como un astro luminoso y errante
ráfagas que incendian nuestra vida y
arrastran su furia
como caballos buscando a ciegas el galope
Porque saltan generaciones algunas verdades,
Nacen un día para recordarte de dónde venís realmente.
Sebastián Basualdo
Foto: Ricardo Dokyu
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