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viernes, 2 de diciembre de 2011

Verdades, Sebastián Basualdo


Casi siempre se ocultan verdades a un hijo.
Muchas veces, también, confesamos verdades innecesarias.
Verdades que deberían mudarse con nosotros cuando morimos.
Hay verdades que parecen adelantarse a la confesión
y se impregnan al aire, urgentes.
Afloran de una verdad  enterrada hace muchos años
y nadie puede impedir que reverberen filosas.

Hay verdades como una tarde de fin de siglo.
Noches acurrucadas donde la luna posa desnuda de verdades
para hombres inmunes a los arrebatos del olvido
para mujeres cuyo destino fue parir
ante los ojos de una ciudad desbastada por el odio.

Hay verdades incompletas.
Inmortales verdades que dibujan nuestra última mañana en el mundo  
Verdades que se heredan y otras que mueren desnutridas
como un fruto arrancado por la lluvia

Verdades como un astro luminoso y errante
ráfagas que incendian nuestra vida y arrastran su furia
como caballos buscando a ciegas el galope
                                                               
Porque saltan generaciones algunas verdades,
Nacen un día para recordarte de dónde venís realmente.

Sebastián Basualdo
Foto: Ricardo Dokyu


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